El bullying o acoso escolar ya es uno de los principales problemas en la etapa infantil o adolescente: según un informe de la organización Save the Children sobre bullying en España, 1 de cada 10 niños sufre o ha sufrido algún tipo de acoso en el colegio. La prevención e intervención de los adultos es necesaria para evitarlo: ¿Cómo detectarlo si tu hijo lo sufre? ¿Y si es tu hijo el que acosa?
Las cifras de acoso escolar están aumentando. La única lectura positiva de las estadísticas es que se registran cada vez más casos porque, afortunadamente, más víctimas de acoso están pidiendo ayuda por la labor de concienciación que se ha hecho en los últimos años. Pero a la vez que esto ocurre, las agresiones que se denuncian son cada vez más fuertes y a edades más tempranas, tanto por parte del acosador como de la víctima.
Además, la introducción del cyberbullying tampoco ayuda: redes sociales y apps de comunicación como el Whatsapp permiten que se pueda seguir acosando a las víctimas incluso fuera del centro educativo.
El trabajo de detección y prevención del bullying en los colegios es un proceso en el que se debe involucrar todo el entorno de los menores: padres, cuidadores y profesores de las víctimas, pero, también de los menores que ejercen ese acoso escolar.
El compromiso de todos debe ser el de convertir los centros educativos en un ambiente seguro donde los niños progresen social y académicamente sin temor a sufrir ningún daño.
SEÑALES DE ALERTA PARA DETECTAR SI TU HIJO SUFRE ACOSO ESCOLAR
Es importante tener muy claro que el acoso escolar no es un juego de niños. El bullying debe detectarse a tiempo si queremos que las secuelas no sean irreversibles. Estas son algunas de las señales más importantes para detectarlo en los menores de tu entorno:
1. Si hay cambios de conducta, comportamiento o de carácter en el menor: si padece muchos cambios de humor, presenta nerviosismo o irritabilidad.
2. Si sufre trastornos en el sueño que no había sufrido antes, si le cuesta más dormir o tiene pesadillas con frecuencia.
3. Si experimenta cambios en los hábitos alimentarios: come compulsivamente o tiene faltas de apetito repentinas.
4. Si presenta dolores inusuales en el menor: sobre todo, dolores de tripa o de cabeza sin ninguna causa o enfermedad que lo justifique.
5. Si presenta señales físicas: moratones, golpes, rasguños.
6. Si no quiere ir al colegio. Un síntoma muy evidente se presenta los domingos por la tarde, si sufre ansiedad porque tiene que volver al colegio al día siguiente.
7. Si hay cambios en su rendimiento escolar. Si el niño comienza a desinteresarse por los estudios y disminuye su concentración y capacidad de atención.
8. Si tampoco tiene ganas de ver a sus amigos o de salir de casa.
9. Si pierde objetos con frecuencia como dinero o comida para el recreo.
CÓMO PUEDEN PADRES Y MAESTROS PREVENIR EL BULLYING EN LAS ESCUELAS
DOCENTES Y MAESTROS
Los adultos que están en contacto directo con los menores en los centros educativos son los que más atentos deben estar a las posibles señales de alerta. Sobre todo, porque no sólo están en contacto con las víctimas, sino también con el acosador y con los compañeros de ambos. Es importante que traten del tema en las aulas y que enfaticen en que “informar” de un caso de bullying no es lo mismo que “delatar” a un compañero.
En este sentido, todo el equipo de docentes de un centro debe trabajar para crear un ambiente seguro para los alumnos donde se penalice los comportamientos negativos y se refuercen los buenos. Una buena manera de evitar el acoso es crear también actividades en grupo donde se fomente la cooperación entre los alumnos. E incluso prestar más atención a los alumnos que tengan más dificultades para relacionarse y que tengan menos amistades porque pueden correr el peligro de convertirse en víctimas de acoso. Si docentes o maestros observan comportamientos sospechosos deben intervenir inmediatamente para impedir el acoso y que sea investigado.
PADRES
Para evitar que los menores se conviertan en acosadores, es importante que tengan un buen ejemplo de comportamiento en casa. Es fundamental que crezcan en un ambiente seguro y enriquecedor donde se eviten conductas agresivas por parte de los padres. También es necesario fomentar los valores como el respeto, la responsabilidad y la cooperación desde casa, para que aprendan a cómo deben tratar al resto de personas de su entorno.
La educación emocional también juega un papel importante para evitar el bullying. ¿Cómo? Enseñándoles a controlar sus emociones negativas e impulsos, pero sin reprimirlas, gestionándolas de la mejor manera posible, y pidiendo perdón cuando se necesario.
Otro factor muy importante es el de conocer las amistades del niño y su manera de relacionarse. De esta manera, se podrán detectar y prevenir abusos de poder por parte de nuestro hijo/a, pero también por parte de otros menores hacia él.